
Velas de soya y velas aromáticas: de la Antigua Grecia a tu ritual de calma
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En la Antigua Grecia, encender una vela era un acto cargado de sentido: los pasteles redondos ofrecidos a Artemisa, la diosa de la luna, se decoraban con velas que representaban su resplandor. Al apagarlas, el humo llevaba plegarias y deseos hacia lo divino. Hoy, cuando soplamos las velas de un pastel y pedimos un deseo, repetimos sin saberlo ese gesto ancestral: un puente entre la intención humana y la luz.
Del simbolismo al presente: por qué las velas siguen importando
Encender una vela hoy es elegir detener el ritmo y crear un espacio con intención. Desde el templo hasta tu sala, las velas han acompañado celebraciones, meditaciones y pequeños rituales cotidianos. Pero no todas las velas son iguales: su corazón —la cera— y su voz —el aroma— determinan la experiencia que ofrecen.
Diferencias entre ceras
Parafina: la opción más económica y extendida. Proviene del petróleo; arde bien pero puede liberar compuestos indeseados.
Cera de abejas: tradicional, con un aroma natural cálido. Destaca por su pureza y por propiedades que algunos asocian a la purificación del aire; su precio suele ser mayor.
Cera de soya: renovable, biodegradable y más amable con el entorno. Arde más lento y uniforme, lo que alarga la experiencia. Además, realza la difusión de fragancias naturales, creando ambientes envolventes sin saturación.
Velas aromáticas: fragancias que transforman
Las esencias convierten una vela en ritual. Un aroma puede bajar el ritmo del corazón, traer recuerdos o despertar creatividad. Algunos ejemplos que usamos en Amanthi:
- Lavanda — calma la mente y prepara para el descanso.
- Bergamota y cítricos — aportan claridad y ligereza.
- Patchouli y sándalo — enraízan y acompañan la introspección.
Beneficios de elegir velas de soya aromáticas
- Arden más limpias: menos residuos y compuestos liberados al ambiente.
- Mayor durabilidad: consumo lento y uniforme.
- Mejor difusión del aroma: fragancias más naturales y constantes.
- Elección sostenible: recurso renovable y biodegradable.
Cómo convertir una vela en ritual
Antes de encender: limpia el espacio y pon una intención breve. Enciende la vela con gratitud. Respira tres veces, observa la llama y siente cómo aquello que buscas —calma, concentración, descanso— empieza a hacerse presente. Al apagarla, guarda el momento: sopla con intención o deslízala hacia la paz con un apagador de mecha.
Conclusión
Las velas han viajado por la historia junto a la humanidad: de ofrendas a los dioses en la Antigua Grecia a deseos sobre un pastel, de iluminar templos a iluminar momentos de calma en tu hogar.
Elegir una vela de soya aromática es abrazar esa herencia milenaria, pero con la conciencia de crear espacios más armónicos, saludables y sostenibles.
Porque cada vez que enciendes una vela, no solo iluminas un rincón. Enciendes un deseo, una intención, un instante que es solo tuyo. ✨